Capítulo 08.
Dos meses después.
—Ya es la hora del almuerzo —anunció Jimin entrando al despacho de Jungkook—. ¿No piensas ir a comer?
El ojiverde estaba sentado detrás de su escritorio, negó con la cabeza ante la pregunta de su asistente.
—Aún tengo mucho trabajo pero tú puedes irte ya a comer —dijo sin despegar la mirada de la computadora.
—¿Y por qué no vas a comer y continúas con el trabajo más tarde? —sugirió, llegando delante del escritorio.
—Este comercial es importante para Sunwol, quiero hacer un buen trabajo.
Sunwol era una importante empresa extrajera, que recién había abierto una sucursal en el país con sus productos de cuidado personal. Habían confiado en la agencia y en él para hacer el comercial que los anunciara por primera vez en todo el país.
—Lo entiendo, pero si no tienes energía, ¿cómo podrás hacer una buena propuesta?
El director general se quitó las gafas de lectura y lo miró, negó nuevamente con un gesto de cabeza al mismo tiempo que mantenía una bonita sonrisa en sus labios color sandía.
—Si no termino esto tendré el doble de trabajo mañana, pasado el triple, pasado mañana el cuádruple y así nunca acabaré —explicó.
Jimin quiso reírse al recordar que aquél día Ryeowon le había dicho que Jungkook le diría esas palabras en algún momento.
—Veo que no habrá ninguna manera de hacerte cambiar de opinión.
—Exacto.
—Bueno, está bien.
Jungkook asintió y continuó con el trabajo. Jimin salió de la oficina pero no pasaron más de diez minutos cuando volvió a entrar, sólo que ahora cargando una bolsa blanca en cada mano.
—¿Qué haces aquí, no ibas a almorzar?
—Claro, pero lo haré contigo —explicó con una sonrisa—. Pedí tu comida favorita del restaurante al que siempre vas.
Jimin dejó las bolsas en el otro pequeño escritorio que había al lado y a Jungkook le pareció un lindo gesto.
—Agradezco tu intención pero en verdad tengo mucho tra....
Jimin se giró para verlo y lo interrumpió.
—Sé que tienes mucho trabajo, ¿pero si no comes cómo vas a tener la energía suficiente para hacer todo eso? —señaló los papeles que Jungkook tenía en su mano—. Anda, no te llevará más de quince minutos.
Quizás parecía que era un poco intenso pero solo cumplía con lo que Ryeowon le había pedido; recordarle que era un humano y que también necesitaba comer. Desde que Jimin empezó a trabajar con Jungkook, dos meses ya, pudo conocerlo más en ciertos aspectos y notó lo mal que se alimentaba ya que la mayoría de las veces no tenía tiempo para salir a comer por todo el trabajo que tenía.
Pues un mes atrás el presiente, el señor Hongseok, les anunció a todos en la empresa que su trayectoria ahí había llegado a su fin. Con eso se marcaba el final de un siglo para él y comenzaba uno nuevo para su nieto, pues al retirarse Jungkook era el sucesor para tomar el puesto. Así que ahora no sólo era el director general sino que también el presidente.
Si antes ya tenía muchos deberes, ahora parecía que Jungkook nunca podía tener un ligero descanso. Siempre andaba de aquí para allá, en reuniones fuera y dentro de la empresa, viajes a otra ciudad pero que eran super rápidas y cortas ya que regresaba el mismo día.
Jimin nunca se imaginó que trabajar junto a Jungkook sería de esa manera y mucho menos que él era así pero no en un mal sentido, sino más bien que le gustaba hacer bien su trabajo, si había un pequeño fallo o una cosita de nada en algunos de los diseños, documentos, o incluso cuando se hacían las sesiones que se le mostraban, Jungkook los corregía hasta que quedaran perfectos.
Eso era algo que Jimin admiraba pues no muchas personas amaban y eran tan dedicadas con lo que hacían. Era una de esas personas que hacía un trabajo impecable, no se podía cuestionar el gran líder que era pero ponía su trabajo por encima de sí mismo.
También se había acoplado muy bien a su trabajo como asistente personal.
—¿Entonces comemos juntos?
Jungkook sonrió y aceptó pues la comida ya estaba ahí así que para qué despreciarla.
Mientras ambos comían entablaron una conversación, al inicio de temas de trabajo pero luego terminaron hablando de Jimin, él no le contaba todo a detalle pero si que era bastante parlanchín luego de agarrar confianza con alguien. En este caso ya le tenía confianza a Jungkook, también por eso ya le hablaba de tú.
—¿Entonces desde muy pequeño te gustó la cocina?
—Sí, ¿recuerdas cuando me lastimé la frente?
—Por supuesto, ¿cómo podría olvidarlo? —soltó una pequeña risa al recordar ese momento.
—Bueno, el lugar en donde me dejaste...
—¿Al otro lado de la calle donde estaba una pastelería?
—Uhum, antes esa pastelería era un restaurante y era de mi abuela.
—¿En serio? —Jimin dijo que sí con la cabeza, muy sonriente—. ¿Y por qué es una pastelería ahora?
—Cuando era niño, un día estaba sentado en el piso mirando la televisión cuando ella me gritó: "Mi pequeña creatura ven, vamos a preparar un postre"
Jimin imitó el tono dulce de la voz de su abuela lo cual hizo que Jungkook sonriera tierno.
—Fuimos a la cocina y lo preparamos.
—¿Cuál fue el postre?
—Fueron palmeras de hojaldre, quizás no sea el postre más elaborado y maravilloso pero si lo hacía mi abuela para mí lo era. La cosa es que tras terminarlo ella me entregó unos papeles, eran las escrituras de su restaurante.
Jungkook lo escuchaba atentamente, interesado.
—Después de dármelas me dijo: "Prométeme que harás tu sueño realidad, que cuando crezcas transformarás el restaurante, te convertirás en el mejor repostero y que tu pastelería será la más amada". Recuerdo perfectamente que me miraba con sus ojitos brillosos, llenos de felicidad mientras me hablaba.
—Al final lo cumpliste.
Jimin negó mientras mantenía una sonrisa un tanto triste.
—Quizás el de transformar el restaurante en una pastelería, pero el de ser el mejor repostero y que mi pastelería fuera la más amada... —hizo una leve pausa—, esas no pude cumplirlas.
—¿Si tu sueño era ser repostero por qué decidiste estudiar diseño gráfico?
El de ojos color zafiro iba a responderle cuando Seokjin entró al despacho, interrumpiendo la conversación.
—Lo lamento, no sabía que estaban comiendo aquí.
Seokjin le llevaba a Jungkook las fotografías de muestra para el comercial de Sunwol.
—No te preocupes —le contestó su amigo.
El sub director caminó hacia el escritorio y en una parte libre dejó el delgado libro con las fotografías.
—Buen provecho —se despidió, avanzó un paso con la intención de marcharse, sin embargo se detuvo ya que Jimin le habló.
—No ha comido, ¿verdad?
Seokjin se regresó y los miró a ambos, ellos se encontraban sentados en los sillones de la sala.
—No, aún no pero...
—¿Le gustaría un poco de comida china? —ofreció con una gran sonrisa en sus labios mientras alzaba la bolsa blanca que había quedado libre.
—Amm, yo...
—Vamos, está deliciosa. Seguro le encantará, hay bolitas de pollo —insistió.
Seokjin miró a su amigo preguntándole con la mirada si podía quedarse ya que no quería molestar, Jungkook asintió con la cabeza levemente ante la pregunta.
—Si hay bolitas de pollo claro que acepto.
—¡Genial! —bajó la bolsa y volvió a sentarse recto—. Venga a sentarse con nosotros.
Seokjin hizo caso y se sentó al lado de Jimin, pues este estaba en el sofá más amplio mientras que Jungkook en uno individual.
—Muchas gracias —dijo Kim al asistente luego de que le pasara el recipiente con la comida y una pequeña botella de refresco—. Provecho a ambos.
Dicho eso agarró el plato, los palillos y empezó a comer.
—Wow, sí que tenía hambre —comentó el ojiazul sorprendido. Seokjin no había tardado mucho en acabar su almuerzo.
—No lo sabes pero Jungkook es más glotón que yo.
—¿De verdad?
—Por supuesto, hace tiempo, estábamos con una larga jornada de trabajo, nos dio hambre y como eran las 3 am pues ningún restaurante estaba abierto así que fuimos a los puestos de la calle.
«Otra vez con esa historia» pensó el presidente mientras apoyaba su espalda en la silla.
—Nos detuvimos en uno y la comida olía deliciosa desde afuera. Entramos y pedimos todo el menú, en lo que llegaba la orden me dieron ganas de ir al baño, pero cuando volví él se había acabado todo —señaló al susodicho con el dedo índice por un segundo.
—¿Qué? —Jimin tenía su boquita medio abierta pues no lo creía, su jefe apenas si se había terminado la mitad de la comida china. Incluso, desde que trabaja con él siempre veía que dejaba la mitad en el plato.
—Como lo oyes, ¡ni siquiera me dejó una migaja!
Seokjin aún lo recordaba como si hubiera sido ayer, incluso se molestaba y se ofendía un poquito al recordarlo.
—Pobrecito, seguro usted tenía mucha hambre y no pudo comer —dijo el ojiazul con voz suave al mirar la expresión de tristeza en el rostro de Kim.
—Sí, pobrecito de mí.
Jungkook giró los ojos y negó con la cabeza. Su amigo se estaba quejando cómo si fuese un niño de cinco años, peor aún lo estaba dejando frente a Jimin como un egoísta que sólo piensa en su propio estómago, o bueno, eso creía que su asistente podía pensar.
—¡Oye! —le habló Jungkook, en un tono alto pero sin sonar enojado—. Deja de hacerte la víctima y hacerme ver cómo el malo —reclamó—. ¡Además, eso sucedió hace dos años!
—¡No me hago la víctima, tú me dejaste sin comer! —le reclamó de vuelta—. ¿Y qué tiene que hayan pasado dos años?
—Y te pedí perdón en esa ocasión —le recordó—. Fue hace mucho tiempo, olvídalo, ¡ya!
—¡No puedes obligarme a olvidar! —se puso de pie.
—¡No te estoy obligando a nada! —Jungkook también se había puesto de pie.
Jimin se quedó quieto por unos momentos mirando a los dos con algo de incredulidad, luego se sintió incómodo al estar ahí, escuchando la pelea que empezó entre ambos por algo tan pequeño. ¿En verdad discutían por algo así? Se preguntó, pero luego recordó que él y Taehyung también se peleaban por cosas como esas y le pareció gracioso. Eso sólo duró un instante pues se preocupó porque los empleados que volvían de la cafetería se quedaban viendo desde afuera, todas las oficinas de la empresa no tenían paredes, sino cristales, entonces podían ver todo.
Aunque fuera una pelea no muy importante la privacidad de ambos era algo que le preocupó, nadie más debería saber lo que pasaba por lo más mínimo que pudiese ser.
Jimin se levantó de su lugar y se dirigió cerca de la puerta, en la esquina había una pantallita, del tamaño de un teléfono. Mientras los amigos seguían discutiendo presionó el botón en la pantalla para que las persianas de color negro bajaran.
Afuera, algunos empleados murmuraban y se preguntaban la razón de la discusión pues no escuchaban muy bien, pero por lo que veían debía ser algo super serio. Por otro lado, el trío de secretarias intentaba adivinar lo que ocurría ahí; Lara decía que seguramente peleaban porque el asistente había hecho mal su trabajo y Solar apoyaba su idea, pero la que fue aún más lejos era Mina.
—Seguro el secretario se acostó con uno luego de engatusar a ambos —dijo con mucha seguridad, ella tenía una muy mala imagen de Jimin.
—¿Por qué piensas eso? —preguntó Solar.
—¿Acaso no lo has notado? —negó con la cabeza.
—¿Notar qué? —habló Lara.
—¿No les parece que el asistente pasa mucho tiempo con el presidente más de lo debido? Le sonríe todo el tiempo, le habla de tú como si fuesen super cercanos y lo mismo hace con el sub director. No dudo que se les haya ofrecido ocasionando una pelea entre ambos.
—Puede ser, el asistente es bastante lindo y los jefes jamás han dicho su sexualidad —comentó Solar mirando a Lara, quién asintió de acuerdo a lo que decía.
—¿Eso quiere decir que el asistente te ganó al director Jeon? —le preguntó Lara a la pelirroja.
Mina bufó enojada como respuesta y luego se fue de ahí caminando a pasos rápidos, las chicas se fueron detrás de ella y los demás empleados que estaban detrás habían escuchado lo que ellas estaban comentando.
Al no ver nada más rápidamente comenzaron a esparcir el rumor de que el asistente se había metido con el director general, incluso no tardaron en formarse muchos más chismes por toda la empresa respecto a lo inesperado que fue la contratación de Jimin.
✧✦✧
—¿Entonces ya están bien? —preguntó Jimin, él estaba parado a un lado mientras que sus jefes permanecían uno delante del otro.
Recién habían dejado de discutir, pues se dijeron todo con respecto a ese momento y ya no les quedaba más que decir. Los mejores amigos se miraron y asintieron con un gesto de cabeza.
—Que bueno —dijo antes de dirigirse al escritorio, levantar la basura y meterla en las bolsas—. Entonces ya me retiro, con permiso.
Jimin salió de la oficina y luego los amigos se quedaron en silencio mirándose hasta que Seokjin habló.
—Creo que lo incomodamos.
—Me temo que sí, ¿pero por qué sacas ese tema siempre?
—Porqué de repente me acuerdo.
Jungkook negó con la cabeza no muy contento con esa explicación, ¿pero qué le podía hacer?
—Mejor volvamos a trabajar —sugirió el de cabello negro.
✧✦✧
Jimin terminó de botar la basura y se dirigió al baño para lavarse las manos, cuando salió miró a Hyunah apoyada en la pared.
—Hyun —la saludó.
Ella al verlo inmediatamente lo agarró del brazo, lo había estado esperando porque tenía que hablar con él con urgencia, hizo que se alejaran lo suficiente para que nadie pudiera escucharlos.
—¿Qué está pasando?
—Por la empresa se han corrido nuevos rumores y... —empezó a hablar e inmediatamente fue interrumpida.
—Ay no —dijo con la frente fruncida—. Si se tratan de chismes no quiero saber nada, sabes que no me interesan esas cosas.
Desde que llegó a la agencia de publicidad siempre se ha mantenido lo más lejos posible de los chismes y rumores que pudieran generarse en el entorno. ¿Por qué? Simplemente no le gustaba ser parte del morbo de la gente.
—Lo sé, lo sé... Pero este seguro te interesa.
—¿Por qué habría de interesarme? —cuestionó cruzándose de brazos.
—Porque se trata de ti.
—¡¿Qué dices?! —dijo sorprendido descruzando sus brazos.
—Así como lo oyes, hoy se corrió la voz sobre un rumor que tiene que ver contigo.
—¿Conmigo? —ella asintió rápidamente—. ¿Pero por qué?
—No lo sé, yo recién me enteré y vine a buscarte de inmediato para que me digas si es verdad o no.
—¿De qué se trata o qué?
La chica de ojos cafés miró hacia todos lados para asegurarse de que no hubiesen monos en la costa, una vez confirmado miró a su amigo, porque sí ya eran buenos amigos.
—¿Tú y el presidente están saliendo? —se veía un tanto emocionada, pues ella sí quería que el rumor fuera verdad.
—Por supuesto que no.
—¿De verdad?
—Sí, no hay nada entre Jeon y yo. Te lo juro, no hay nada más allá que una cierta amistad y una relación laboral.
Hyunah se decepcionó ante la respuesta, pero era demasiado bueno como para ser verdad. Un segundo después frunció el ceño y se quedó pensativa.
—Es verdad Hyun, no hay nada entre él y yo —volvió a decir al verla callada.
—Te creo Jim —le sonrió—. Sólo estaba pensando en quién habría empezado el rumor.
Jimin alzó los hombros.
—No tengo idea, pero eso es totalmente falso. No entiendo porqué inventaron algo así.
—Tranquilo Jim —le tocó el hombro un momento—, seguro en unos días se le olvida a todo el personal.
—¿Tú crees?
—¡Por supuesto! En esta empresa se generan nuevos chismes cada cinco minutos, por lo tanto olvidan todo muy rápido.
—Sólo espero que ese chisme no llegue a oídos de Jeon —dijo con un gesto de preocupación en su rostro, temía que esos rumores lo afectaran de alguna manera pero también que afectaran la imagen de su jefe.
✧✦✧
La hora de salida había llegado, los empleados poco a poco fueron abandonando las instalaciones hasta que sólo quedaron los guardias de seguridad, los de intendencia, Jungkook y Jimin, eso porque ambos estaban terminando el trabajo restante del día. Cuando terminaron acomodaron todo y luego salieron del despacho.
—¿Quieres que te lleve a tu casa?
Jimin negó con la cabeza.
—No te preocupes, tomaré un taxi.
—¿Seguro?
—Sí, nos vemos mañana —se despidió.
—Claro, hasta mañana.
Los dos se fueron por lados diferentes, Jungkook se dirigió al estacionamiento subterráneo y Jimin hacia la entrada principal.
✧✦✧
Ya se encontraba afuera, estaba esperando a que pasara un taxi pero luego revisó su cartera y se quedó pensando qué hacer. Tenía dinero para pagar el viaje pero Ayla necesitaba más pañales y también otro bote de leche.
Mejor tomaría el bus ya que le saldría más barato, guardó su billetera y caminó por la banqueta hasta llegar a la parada la cuál no estaba muy lejos de la empresa. Se sentó en un espacio libre de la banca a esperar a que uno de los buses pasaran. La gente que había a su lado poco a poco se iba yendo hasta que él era el único que seguía sentado. El autobús que llegaba cerca de la colonia donde vivía no pasaba. Sacó el móvil de la bolsa de su pantalón, cuando llegó eran las 21:00.
—Llevo treinta minutos aquí.
Estaba un poco desesperado, era casi una hora de camino hacia su casa en autobús y si no pasaba uno más rápido llegaría muy tarde, estaba pensando en Taehyung porque creía que seguramente su amigo deseaba dormirse ya, descansar, y con Ayla no podía hacer eso.
—Creo que mejor sí tomaré un taxi —pero había un problema, no había señales de ninguno—. Hubiera aceptado la oferta de Jungkook.
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